Hoy se cumplen diez años de aquella masacre de Avellaneda,
donde asesinaron brutalmente a los compañeros Maximiliano Kosteki y Darío
Santillán. En ese día, las fuerzas de seguridad de nuestros país sintieron que tenían
licencia para matar, quizá incitados por miembros de la política del entonces
presidente Duhalde.
Maxi Kosteki era un militante y un pibe de barrio, que se
dedicaba al arte, y que ingresó en la política buscando hacer de nuestro país
una sociedad más justa. También el compañero Darío Santillán, que murió
asesinado por las balas de un policía que lo asesinó a quemarropa, y que
intentaba ayudar a su compañero
malherido que se encontraba tirado en el piso. Bien lo dijo Víctor Hugo
Morales, murió casi como un Sargento Cabral.
Hoy la realidad es otra, desde aquel momento comenzó en la
Argentina, en el proceso que inició Néstor Kirchner como presidente, una
política de Estado totalmente vinculada a decir no a la represión. No más
muertes por la protesta social, no a la criminalización de la protesta. Esto fue
el legado de nuestro compañero Néstor Kirchner, y que Cristina lo sigue al píe
de la letra, demostrando día a día que nuestro país jamás debe volver a esas
extremas coyunturas en las que nos dejó el proyecto neoliberal.
Hoy recordamos a Darío y Maxi, diciendo ¡NUNCA MÁS! Al asesinato
de compañeros por el derecho a protestar. Hoy decimos que Darío y Maxi, son
parte de un proceso al cual no queremos volver. Fueron asesinados para seguir
imponiendo las recetas del FMI, como así lo quería también el Grupo Clarín, que
fue apologista de la Masacre, al igual que de la Dictadura Militar, al igual
que del Menemismo, aunque hoy lo nieguen.
Un antes y un después para la historia fueron estos dos
jóvenes sensibilizados por la realidad de nuestro país, y fueron a darle el pecho
a una realidad devastadora y dieron la vida para que haya una Justicia Social.
¡DARIO Y MAXI PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE!