22 nov 2011

Jauretche y la izquierda anti-nacionalista

El Partido Socialista es un partido extranjero y vincula la curva de su crecimiento y decadencia a la inmigración. Pero lo que lo hace esencialmente gringo es, más que su composición humana, su mentalidad y forma de accionar. El “maestro” Justo es autor de la muletilla “política criolla”, con matiz peyorativo. Para el maestro, lo ideal es que fuera extranjera. El maestro quiere decir “mala política” y como para su mentalidad gringa, sólo lo criollo es malo, identificó los términos. En lugar de acomodar el socialismo al país hubo que acomodar el país al socialismo, enfermedad común a todos los pensadores de importación que el país ha padecido. Como la realidad no encajaba en sus cuadros mentales gringos, la suprimieron. El socialismo padece del mismo mal que nuestro “nacionalismo”. Y es que corresponde a un método mental común. Pretende excluir la realidad para cambiarla, en lugar de comprenderla para superarla. Así han fracasado en el interior, al rechazar a las masas por incultas, ineptas, etc. Las masas, a su vez, se acercaron a quienes hablaban de sus problemas y les tendían un puente de simpatía humana y no una teorización abstracta y despreciativa, respecto a ellas mismas. El hombre común tiene un estricto sentido de la verdad oculta detrás de las palabras. Se sabe despreciado por la petulancia socialista... Europeos en América, los socialistas son inmigrantes. No de los que se entregaron a la tierra y fueron tomados por ella. Su armadura intelectual la rechaza. Y América los rechaza a su vez. Política criolla es el pretexto de su fracaso. Por otra parte, sin promociones nuevas, en sus filas se nepotizó la dirección y sus afiliados fueron el viejo afiliado que todos contemplamos. Un hombre bueno y apacible, con mucha pedantería de kiosko y “Biblioteca Blanca” y enunciados revolucionarios postergados para la hora del ensueño. Los partidarios del amor libre tuvieron hijas y sus hogares se parecieron más a los hogares de los protestantes que a los de los libertarios. Tan es así que hasta el rouge, la melena y la pollera corta fueron prohibidas y las pobres chicas anduvieron disfrazadas de salvacionistas, se vieron privadas del flirt y el coqueteo y el amor sólo les fue admitido bajo la garantía del Jefe del Registro Civil. El Partido Socialista es el partido de los hombres que no quieren que pase nada.

Arturo Jauretche



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